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¡Hola amigos! Espero que os guste este blogger, no solamente eso, si no que razonéis cosas, en las que no comprendéis... ¡ÁNIMO!







sábado, 18 de diciembre de 2010

La Navidad no es un cuento

                                                  La Navidad no es un cuento


Alguien me acercó un cuento de Navidad que leyó en alguna parte. Lo contaré a continuación porque realiza un hermoso viaje al corazón de Jesús niño.

Se dice que, cuando los pastores se alejaron y la quietud volvió, el niño del pesebre levantó la cabeza y miró la puerta entreabierta. Un muchacho joven, tímido, estaba allí, temblando y temeroso.


-Acércate -le dijo Jesús- ¿Por qué tienes miedo?


-No me atrevo… no tengo nada para darte.


-Me gustaría que me des un regalo -dijo el recién nacido.


El pequeño intruso enrojeció de vergüenza y balbuceó:


-De verdad no tengo nada… nada es mío; si tuviera algo, algo mío, te lo daría… mira.


Y buscando en los bolsillos de su pantalón andrajoso, sacó una hoja de cuchillo herrumbrada que había encontrado.


-Es todo lo que tengo, si la quieres, te la doy…


-No -contestó Jesús- guárdala. Querría que me dieras otra cosa. Me gustaría que me hicieras tres regalos.


-Con gusto -dijo el muchacho- pero ¿qué?


-Ofréceme el último de tus dibujos.


El chico, cohibido, enrojeció. Se acercó al pesebre y, para impedir que María y José lo oyeran, murmuró algo al oído del Niño Jesús:


-No puedo… mi dibujo es «remalo»… ¡nadie quiere mirarlo…!


-Justamente, por eso yo lo quiero… siempre tienes que ofrecerme lo que los demás rechazan y lo que no les gusta de ti. Además quisiera que me dieras tu plato.


-Pero… ¡lo rompí esta mañana! - tartamudeó el chico.


-Por eso lo quiero… Debes ofrecerme siempre lo que está quebrado en tu vida, yo quiero arreglarlo… Y ahora - insistió Jesús- repíteme la respuesta que le diste a tus padres cuando te preguntaron cómo habías roto el plato.


El rostro del muchacho se ensombreció; bajó la cabeza avergonzado y, tristemente, murmuró:


-Les mentí… Dije que el plato se me cayó de las manos, pero no era cierto… ¡Estaba enojado y lo tiré con rabia!


-Eso es lo que quería oírte decir -dijo Jesús- Dame siempre lo que hay de malo en tu vida, tus mentiras, tus calumnias, tus cobardías y tus crueldades. Yo voy a descargarte de ellas… No tienes necesidad de guardarlas… Quiero que seas feliz y siempre voy a perdonarte tus faltas. A partir de hoy me gustaría que vinieras todos los días a mi casa.


Alguien me acercó un cuento de Navidad que leyó en alguna parte. Lo contaré a continuación porque realiza un hermoso viaje al corazón de Jesús niño.



Se dice que, cuando los pastores se alejaron y la quietud volvió, el niño del pesebre levantó la cabeza y miró la puerta entreabierta. Un muchacho joven, tímido, estaba allí, temblando y temeroso.


-Acércate -le dijo Jesús- ¿Por qué tienes miedo?


-No me atrevo… no tengo nada para darte.


-Me gustaría que me des un regalo -dijo el recién nacido.


El pequeño intruso enrojeció de vergüenza y balbuceó:


-De verdad no tengo nada… nada es mío; si tuviera algo, algo mío, te lo daría… mira.


Y buscando en los bolsillos de su pantalón andrajoso, sacó una hoja de cuchillo herrumbrada que había encontrado.


-Es todo lo que tengo, si la quieres, te la doy…


-No -contestó Jesús- guárdala. Querría que me dieras otra cosa. Me gustaría que me hicieras tres regalos.


-Con gusto -dijo el muchacho- pero ¿qué?


-Ofréceme el último de tus dibujos.


El chico, cohibido, enrojeció. Se acercó al pesebre y, para impedir que María y José lo oyeran, murmuró algo al oído del Niño Jesús:


-No puedo… mi dibujo es «remalo»… ¡nadie quiere mirarlo…!


-Justamente, por eso yo lo quiero… siempre tienes que ofrecerme lo que los demás rechazan y lo que no les gusta de ti. Además quisiera que me dieras tu plato.


-Pero… ¡lo rompí esta mañana! - tartamudeó el chico.


-Por eso lo quiero… Debes ofrecerme siempre lo que está quebrado en tu vida, yo quiero arreglarlo… Y ahora - insistió Jesús- repíteme la respuesta que le diste a tus padres cuando te preguntaron cómo habías roto el plato.


El rostro del muchacho se ensombreció; bajó la cabeza avergonzado y, tristemente, murmuró:


-Les mentí… Dije que el plato se me cayó de las manos, pero no era cierto… ¡Estaba enojado y lo tiré con rabia!


-Eso es lo que quería oírte decir -dijo Jesús- Dame siempre lo que hay de malo en tu vida, tus mentiras, tus calumnias, tus cobardías y tus crueldades. Yo voy a descargarte de ellas… No tienes necesidad de guardarlas… Quiero que seas feliz y siempre voy a perdonarte tus faltas. A partir de hoy me gustaría que vinieras todos los días a mi casa.

La Navidad no es un cuento

jueves, 16 de diciembre de 2010

Charla entre la razón y el corazón

               CHARLA ENTRE LA RAZÓN Y EL CORAZÓN 
¿Y si en realidad el tiempo no lo pudiese todo, si no fuese tan cierto que las cosas con el pasar de los días se van olvidando, o las heridas no se van cerrando, cuántas cosas cambiarían? Porque es muy fácil pensar que con solo dejar pasar los días, meses o años las cosas se solucionan, y lo peor es que uno se autoconvence, y se cree un superado, alguien que tuvo la suerte de superar un dolor y sobreponerse, y se vuelve a sentir fuerte...


Sin embargo, un buen día, quiza el menos pensado, todo el castillo que creías tan solido comienza a temblar, porque te encuentras de nuevo cara a cara con el dolor, con ese sentimiento tan helado y tan dormido del que ya casi ni te acordabas, y que, muy a pesar de todo, sigue ahí, y comienza a despertarse con todas las fuerzas acumuladas por el tiempo en que estuvo inactivo y quiere salir, quiere gritar que esta vivo y que va a dar pelea, por que la RAZÓN piensa:






"¡Otra vez no! ¿O acaso no te acuerdas el tiempo que te costó volver a ponerte en pie?, ¿O no te acuerdas de esas noche sin dormir, de esos desvelos y angustias, de tus días vacíos, de tus noches sin estrellas?. ¿Quieres realmente volver a vivir todo eso, o ahora que ya estás de pie no sería mejor que anduvieras por otros caminos?


Porque, sinceramente, amores no te faltan, tienes la capacidad de enamorar a quien quieras, y te vas a hacer problema por un hombre/una mujer que, en realidad, no sabes si te quiere, no sabes si te engaña?...






¡Piensa! ¡No te equivoques! Una vez creíste tocar el cielo con las manos y en un instante descendiste al mas profundo de los infiernos, ¿Crees que vale la pena?.


Haz lo que te digo, no existen los amores eternos, y seguramente, todo eso lo único que te va a hacer es ilusionarte y volverte a lastimar."


Y se hace un silencio eterno...






El CORAZÓN, aturdido por las palabras de la RAZÓN, se queda sin aliento, pero despues de un rato de pensar, donde la RAZÓN ya creía tener ganada la partida, el CORAZÓN replica:






"No sé si tus palabras son del todo ciertas, pero se que no son tampoco del todo equivocadas: no es lo mismo pensar que sentir, no es lo mismo razonar que hacer las cosas impulsivamente, porque los que piensan son aquellos que nunca se arriesgan, y pobre de aquél que no este dispuesto una vez en su vida a perderlo todo por la persona que ama, pobre de aquél que no esta dispuesto a olvidar, porque nunca será perdonado, pobre de aquél que es tan ciego y vacío, que no es capaz de dejar de lado todas las trivialidades de la vida por amor... Pobre de quien teniendo en frente el amor de su vida, no es capaz de quitarse la careta y sentir...






Porque el amor no solo es alegría, no solo es paz y ternura, el amor es tambien dolor y lágrimas, es angustia y desvelo, es muchas cosas, pero bueno...la verdad es que no se que pesa más, si la RAZÓN o el CORAZÓN.






Lo que si se, es que si uno no siente ,se transforma simplemente en una roca, una cosa que no es capaz de demostrar cariño y confianza, un cuerpo sin alma. Por eso creo que uno debe jugarse por lo que siente... le puede salir bien o mal, puede equivocarse o vivir el resto de su vida con la persona que ama... lo que sí es cierto es que jamás perdonaría a alguien que por rencor o desconsuelo no sea capaz de tomar a la persona que ama, y gritarle a todo el mundo que por ella daría la vida...






Y, por último, otra cosa que tengo bien clara, es que el que se enamora soy yo, y el amor se siente con el CORAZÓN, no con la CABEZA".


Se hizo el silencio... y, sin mediar palabra, el CORAZÓN, decidió tomar el camino correcto... y fue tras el Amor...


Gabriela Mistral

sábado, 11 de diciembre de 2010

El tiempo de Adviento

          ADVIENTO
¿Qué es el adviento? ¿Qué significa para los católicos el tiempo de adviento? ¿Para qé existe? 

Es la época del ciclo litúrgico en que nos preparamos para la venida de Jesucristo. La venida de Cristo a la tierra es un acontecimiento tan inmenso que Dios quiso prepararlo durante siglos, con un Adviento que duró 4000 años, henchido con el anhelo de todas las almas santas del Antigüo Testamento que no cesaban de pedir por la venida del Mesías el Salvador.

ESTA VENIDA ES TRIPLE; CRISTO VINO EN LA CARNE Y EN LA DEBILIDAD
-VIENE EN EL ESPÍRITU Y EN EL AMOR-Y VENDRÁ EN LA GLORIA Y EN EL PODER.

LA PRIMERA VENIDA SE REALIZÓ CUANDO EL VERBO DIVINO SE HÍZO HOMBRE EN EL SENO PURÍSIMO DE MARÍA y nació -niño débil y pobre- en el pesebre de Belén, la noche de Navidad hace 20 siglos. 

LA SEGUNDA VENIDA ES CONSTANTE, hecho de perenne actualidad en la historia de la Iglesia y en la vida íntima de las almas. Por la acción misteriosa del Espíritu de Amor, Jesús está naciendo constantemente en las almas, su nacimiento místico es un hecho presente o mejor diho es de ayer, y de hoy, y de todos los siglos. 

LA TERCERA VENIDA DE CRISTO -QUE SERÁ EN LA GLORIA, EL PODER Y EN EL TRIUNFO- es la que clausurará los tiempos e inaugurará la eternidad. Jesús vendrá, no ha redimir, como en la primera venida, ni ha santificar, como en la segunda; si no a juzgar, para hacer reinar la verdad y la justicia, para que prevalezca la santidad, para que se establezca la paz, para que reine el AMOR. 

 Hablemos del tiempo de ADVIENTO en especial. El año eclesiástico se abre con el adviento. La Iglesia nos alerta con cuatro semanas de anticipación para que nos preparemos para celebrar la Navidad, el Nacimiento de Jesús y, a la vez, para que, con el recuerdo de la primera venida de Dios echo hombre al mundo estemos muy atentos a estas otras venidas del Señor. 
            
   El Adviento es tiempo de preparació 
                   y 
               Esperanza    

" Ven Señor y no tardes ". Este es un tiempo para hacer con ESPECIAL FINURA EL EXAMEN DE NUESTRA CONCIENCIA Y DE MEJORAR NUESTRA PUREZA INTERIOR PARA RECIBIR A DIOS. Es el momento para ver cuales son las cosas que nos separan del Señor y quitarnos todos aquello que nos aleja de El. Es por eso importante ir a las raíces mismas de nuestros actos, a los motivos que inspiran nuestras acciones y después acercarnos al SACRAMENTO DE LA PENITENCIA O RECONCILIACIÓN, para que se nos perdonen nuestros pecados.
Así cuando llegue el día de Navidad, nuestra alma estará dispuesta para recibir a Jesús. Es necesario mantenernos en estado de vigilia para luchar contra el enemigo que siempre estará acechándonos para alejarnos del bien. CUIDEMOS CON ESMERO NUESTRA ORACIÓN PERSONAL, evitemos la tibieza y mantengamos vivo el deseo de santidad. ESTEMOS VIGILANTES CON MORTIFICACIONES PEQUEÑAS, que nos mantengan despiertos para todo lo que es de Dios, y atentos a evitar todo lo que nos desvíe del camino hacia El. PIDAMOS PERDÓN AL SEÑOR SI LE OFENDEMOS Y PROFUNDICEMOS EN EL SENTIDO DEL ADVIENTO.
Ten presente "QUIEN ES EL QUE VIENE, DE DONDE VIENE Y PORQUE VIENE". Con el corazón limpio salgamos a recibir a Nuestro Rey, que está por venir. María será nuestra ayuda y nos enseñará el camino para llegar a Jesús

Oración (Pensamientos

                 ORACIÓN
Señor...
 
 Ayúdame a decir la verdad delante de los fuertes y a no decir mentiras para ganarme el aplauso de los débiles. 


Si me das fortuna, no me quites la razón. 


Si me das éxito, no me quites la humildad. 


Si me das humildad, no me quites la dignidad. 


Ayúdame a ver siempre la otra cara de la medalla, no me dejes inculpar de traición a los demás. 


Enséñame a querer a la gente como a mí mismo y a no juzgarme como a los demás. 


No me dejes caer en el orgullo si triunfo, ni en la desesperación si fracaso. 


Más bien, recuérdame que el fracaso es la experiencia que precede al triunfo. 


Énseñame que perdonar es un signo de grandeza y que la venganza es la señal de bajeza. 


Si me quitas el éxito, déjame fuerzas para aprender del fracaso. 


Si yo ofendiera a la gente dame valor para disculparme y si la gente me ofende, dame valor para perdonar. 


¡Señor... si yo me olvido de ti, nunca te olvides de mí!